Lalo tiene catorce años y se pasa el día soñando con Ana, a la que quiere agasajar con un smartphone. Su plan se tuerce cuando su madre tenga que usar sus ahorros para pagar una factura del hospital, pero, cegado por el amor y por los poderes seductores de las nuevas tecnologías, Lalo busca ayuda en un grupo de gángsters locales que roban combustible para venderlo en el mercado negro..